El poco iniciado en esto de Islandia, o simplemente el turista que va allí por primera vez, como a mi me ocurrió en agosto del 2007, se deja hechizar por la Road number 1, una carretera casi totalmente asfaltada en forma de anillo (con el paso de los años la han ido asfaltando) y que discurre por enclaves mágicos como Vík, Skaftafell, Jökulsarlón, Myvatn o la bahía de Akureyri, con salida y llegada a la capital. Y es normal, porque la primera vez que se pisa la isla la sensación epidérmica que nos invade es similar a un primer amor, a un flechazo eterno, a ese dulce gusto por lo nuevo, a respirar nuevos perfumes... Dejarse embriagar en definitiva. Fluir.
Y para los que estéis pensando alquilar un automóvil, echar pedales o comprar un multi-ticket de bus para conocer la isla, seguramente el paso de iniciación será discurrir por este ruta, que aún cuando cae el invierno suele ser transitable.
Aún recuerdo mi primer día en la isla, esos primeras horas llenas de exaltación, de ser saciado por mis ojos ante tal alud de emociones desprendidas por la naturaleza.
Y estoy seguro que la primera impresión que tendrán la mayoría de los que llegan a la isla por primera vez, sobretodo los viajantes de países sobrepoblados, es estar presenciando un escenario irrepetible por su carácter inhóspito.
La Road number 1 te dará todo esto, aunque lo debas compartir con otros turistas (sí, somos sociales, e incluso eso se nota durante el periodo vacacional en islas remotas) y con más flashes de lo previsto. Aunque, que más da. He recorrido como autoestopista tramos de la isla, y el silencio impera dentro de un automóvil lleno de acompañantes. Y es que allí la naturaleza nos hace tan pequeños...
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