20.6.10

Road n.1:Egilsstadir-Mödrudalsfjallgardar

Haber cogido dos autobuses en los últimos tres días no me desanima, aunque debo confesar que en mi hoja de ruta sólo contaba con mis piernas como baluarte para desplazarme por la isla. La razón es obvia y la comenté ya al principio de este blog: tomarse 14 días para recorrer la ring road en bicicleta es demasiado ambicioso. Mínimo aconsejable 3 semanas y si te dejan en la empresa, tómate 4. Vale la pena saborear los rincones y la calma con su debido tiempo.
Eggilstadir es el único bastión al este. Una ciudad algo desanjelada que llega a tener bloques de viviendas esparcidos cada cuanto como setas. Un buen lugar para repostar alforjas, eso sí. Justo al lado de la estación de buses, se levanta una construcción rectangular de poca altura. Es una cadena de supermercados bien conocida en la isla por sus bajos precios, Bonus. Si te diriges de nuevo hacia el norte recuerda que hasta la turística Myvatn no encontrarás otro supermercado, por lo que si quieres ahorrar y tener diversidad de alimentos, llena tus alforjas.
Me han hablado contadas veces de una zona que aún no he visitado, pero que precisamente desde Eggilstadir queda a tiro de piedra (a unos 90 km). Es la zona de Nordurdalur y Laugarfell, tomando la ruta 931 y F910. Es de los puntos de interés turístico del que poco puedo hablar, pero las referencias son muy buenas. Es justo en una zona donde hará un tiempo querían construir una presa y hubo mucho movimiento ecologista y social en contra (incluído un concierto de Sigur Rôs en el muy recomendable DVD Heima), pero creo que los constructores o políticos se han salido finalmente con la suya.

El discurrir por la road n.1 es placentero dirección a Grimsstadir. Paso por una carretera de categoría 1, bien asfaltada, por numerosas granjas y valles en los que la geología cambiante se deja notar con laderas resquebrajadas por movimientos sísmicos.

A destacar el puerto que encontrarás en la zona de Jökuldalur, donde el pavimento pasa por momentos a ser un camino de tierra y en el que tienes la suerte de subir hasta el altiplano de Jökuldalsheidi. Si pasas por ahí durante el atardecer, vivirás momentos ciertamente místicos, gracias a un paisaje que cada vez es más estepario, y al juego de colores de la luz tardía.

Justo a pocos quilómetros de ahí has dejado el desvio de la ruta 923 que te llevará a la F910 y si quieres después de varios días de pistas tortuosas de categoría 3 puedes llegar al volcán Askja, uno de los puntos más enigmáticos de la isla, no sólo por lo difícil que es acceder a éste (está situado diríamos en el corazón de Islandia) sino por el paisaje lunar de sus alrededores y por el lago de agua termal en su interior, el anhelado Víti. De todas formas hablaremos de Askja largo y tendido más adelante.
Esa noche la paso en tierra de nadie, cerca de una carretera hacia al infinito, como muestra la foto inferior, y sobre un terreno que cada vez es más volcánico. Es apasionante ver cómo ha cambiado el paisaje en los 101 km recorridos desde Egilsstadir!

ps. He llorado alguna vez visionando este jardín particular de árboles que me encontré en una granja por la que pasé durante esta jornada. En Islandia hay muy pocos árboles, y la mayoría se dedican a replantaciones en forma de jardín forestal para la comunidad, donde pasear y tener cierta intimidad ante paisajes tan enormes, o bien los puedes encontrar a menudo como protectores del viento o de posibles avalanchas en invierno. En este caso, el jardín, debidamente vallado, es la metáfora de una paisaje encorsetado para un deleite sumamente privado. Viniendo de un país y una CCAA especialmente forestal, la visión de este recinto de culto al árbol en medio de un paisaje desbordado por la naturaleza no deja más que entrever las contradicciones del carácter humano.

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