27.2.11

Reykjavík: fase II


Visito Rejkjavík por segunda vez, con la sensación de tener la mirada más limpia que la primera ocasión. La razón es que esta vez lo hago al inicio del viaje, más descansado y llego pedaleando (en el 2007 lo hice en bus desde Pinvellir, debido a los problemas mecánicos de última hora con mi rueda trasera). La bordeo esta vez desde la iglesia en la colina de Skerjafjördur, lo que me remite a una fabulosa posibilidad de bordear esa península por la costa, a lo largo de la promenade que pasa por la playa artificial que visité en el 2007 (descrita en los post de finales del 2010), pero esta vez tengo la oportunidad de compartir la ilusión de la playa acompañado, ya que al tratarse de mediodía y durante un día a pleno sol, me encuentro con padres y madres de familia, con niños chapoteando, con algunos haciendo una barbacoa, gente haciendo jogging, patinando o pedaleando. Es perfecto pisar de nuevo la capita islandesa en pleno veranito de San Martín!

Sigo el trayecto por la promenade hasta el faro de Seltjarnanes, la punta más adentrada al mar de la capital; es curioso pero en los siguientes dos o tres km no paro de encontrar casas o villas ante el mar (de gente pudiente, a suponer); pero cada una de ellas con estilos arquitectónicos diferentes, como si se tratara un showroom de gustos a prueba de extraños.

Al llegar a la punta del faro vuelvo por el otro lado de la península hasta entrar en la zona porteña (Örfirisey).


Esta vez no visito la Hallgrimskirkja, pero si exploro en la historia del Höfdi House, que es donde Reagan & Gorbachev cerraron la Guerra fría en los años ochenta. Antes una vista del puerto y del nuevo equipaje del 2009: alforjas ortlieb traseras impermeables y maletita impermeable para cámara e imprescindibles, también Ortlieb, fijada al manillar.

Tomo esta vez una foto de la tienda de discos 12 Tónar, punto clave de la rica escena musical de la isla y representación indie fuera de la Europa continental. También descubro que en la zona de Kalkofnsvegur y Saebraut hay un especie de almacén porteño, en el que, por lo que me dicen en los fines de semana se celebra un mercado de pulgas al estilo London, Berlín o Madrid (disculpad no poder concretar más).

Sigo por toda la carretera Saebraut hasta el norte y pernocto finalmente y tras cerca de unos 103 km (¡empiezo fuerte!) en Reykjahlíd, tras pasar por los alrededores de Kópavogur y Mosfellsbaer. Para la noche siguiente dejo la posibilidad de visitar de fuera el estudio donde graban Sigur Rôs. Es algo que quedó pendiente del viaje anterior...

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