El Ferry Baldur (operado por Seatours; http://seatours.is) funciona del 10 de junio al 20 de agosto aproximadamente y permite tomar un trayecto directo a Brjánslaekur, u otro con parada intermedia a Flatey. No lo sé a fecha de hoy, pero al menos en verano del 2009 no me cargaron suplemento por la bicicleta.
Durante el trayecto aprovecho para hablar con un local que me suelta perlas como "En los Westfjords -fiordos del oeste- hay lugares que incluso los propios lugareño desconocen", "Flatey es como volver 100 años atrás. No hay coches, sólo casas de madera y sensación de tranquilidad". Es el 8 de agosto y estoy a las puertas de entrar en una Islandia de otra dimensión.
Sé que se trata de un tema recurrente, de casi una obsesión que marca y ha marcado algunos de los posts de este blog, pero lo inhóspito me atrapa. Esta sensación ya se experimenta en cualquier tramo de las rutas de tierra de la F26 y F88, pero lo peculiar de los fiordos del oeste, en la península de Vestfirdir es que en los pueblos aparentemente hay vida -pesquera-, pero en las carreteras, a pesar de esta asfaltadas, discurren en plena soledad, entre largos puertos de montaña, túneles, fiordos congelados y pastos donde sólo algunos caballos u ovejas) rompen con la hegemonía de las aves. Sí, es lugar de pajaros, es lugar de silencio.
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